Soy nómade, no por excelencia porque me gustaría viajar más de lo que lo hago, pero soy una persona inquieta y necesito moverme. Viví 3 años en Buenos Aires y conocer otras idiosincracias me abrió la mente, por eso las ganas de hacer cosas más allá del trabajo actual. Es necesario trabajar la cabeza y el cuerpo y ese es mi propósito de vida: ser feliz, saludable y, con suerte, equilibrado. Solo me falta el mar 24/7, jaja. Ah, y antes que todo esto, soy hincha de la “U”, una de las cosas que más feliz me hace en la vida.
Una gran fuente de mi inspiración provino hace 5 años cuando –finalmente– me di el espacio para dedicar tiempo y energía a algo que no fuera la publicidad. He estado poniendo todo de mí para empresas de diferentes partes de la región por casi 15 años y sentí en el pecho que debía hacer algo más. Por eso creé junto a otra socia una marca de ropa upcycling y gracias a ello conocí gente muy grosa, muy creativa y muy responsable con lo que hace. Al principio me daba un poco de miedo tener este pequeño “proyecto” pero todo fluyó como debía ser. ¡Estoy muy agradecido de eso!
Frente al mar. Cada vez que puedo vengo al Litoral o a mi querido Valparaíso.
A full con gin 2859 en las noches. Por el día asesoro creativamente a marcas, tanto chilenas como internacionales en una agencia de growth marketing. ¿Planes para el futuro? Poder vivir cerca del mar y seguir con lo que hago en el día a día. Me gusta y es difícil que lo pueda dejar en el mediano plazo. Es lindo comunicar, no importando de dónde lo hagas.
¿Existe un destilado que te entregue tanta variedad como un gin? Con sus infinitas posibilidades de botánicos danto vuelta, no lo creo. Pero no me daré tanta vuelta: un gin tonic sin tanta parafernalia está más que bien.
El mar, definitivamente. El mar, independiente su latitud, es un lugar que me lleva al centro, que me mantiene en equilibrio, que me cuida. Es un lugar que me recuerda quién “soy”, que tengo y vivo por un propósito y que, al final, somos todos catalizadores de nuestras propias experiencias. En el podemos brillar y reflejarnos, dejar que nos atraviese como hielo puro o absorber todo lo que nos rodea como l arena negra y profunda.
El 4. No sé bien por qué, la verdad. Supongo porque me gustan los números pares y no es un número tan lejano.
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